jueves, 8 de marzo de 2007


Historiografía como meta-historia
Si la Historia es una ciencia (cuyo objeto es el pasado de la humanidad), se tiene que someter, como toda ciencia, al método científico, que aunque no pueda aplicársele en todos los extremos de las ciencias experimentales, sí puede hacerlo a un nivel equiparable a las llamadas Ciencias Sociales (ver metodología y metodología en las ciencias sociales).
Un tercer concepto confluyente a la hora de definir la Historia como fuente de conocimiento es la «Teoría de la Historia», que puede llamarse también «historiología» (término acuñado por José Ortega y Gasset).[2] Su papel es estudiar la estructura, leyes y condiciones de la realidad histórica (DRAE); mientras que la «historiografía» es el relato mismo de la historia, el arte de escribirla (DRAE).
Es imposible acabar con la polisemia y la superposición de estos tres términos, pero simplificando al máximo: La historia son los hechos del pasado, la historiografía es la ciencia de la historia y la historiología su epistemología.
La Filosofía de la Historia es la rama de la filosofía que concierne al significado de la historia humana, si es que lo tiene. Especula un posible fin teleológico de su desarrollo, o sea, se pregunta si hay un diseño, propósito, principio director o finalidad en el proceso de la historia humana. No debe confundirse con los tres conceptos anteriores, de los que se separa claramente. Si su objeto es la verdad o el deber ser, si la historia es cíclica o lineal, o existe la idea de progreso en ella, son materias ajenas a la historia y la historiografía propiamente dichas, que trata esta disciplina. Un enfoque intelectual que tampoco contribuye mucho a entender la ciencia histórica como tal es la subordinación del punto de vista filosófico a la historicidad, considerando toda la realidad como el producto de un devenir histórico: ese sería el lugar del historicismo, corriente filosófica que puede extenderse a otras ciencias, como la Geografía.
Una vez despejada la cuestión meramente nominal, queda para la historiografía por tanto el análisis de la historia escrita, las descripciones del pasado; específicamente de los enfoques en la narración, interpretaciones, visiones de mundo, uso de las evidencias o documentación y métodos de presentación por los historiadores; y también el estudio de estos mismos, a la vez sujetos y objetos de la ciencia.
La historiografía, más llanamente, es la manera en que la historia se ha escrito. En un amplio sentido, la historiografía se refiere a la metodología y a las prácticas de la escritura de la historia. En un sentido más específico, se refiere a escribir sobre la historia en sí.
Véase también: Filosofía de la Historia

Historiografía como meta-historia
Si la Historia es una ciencia (cuyo objeto es el pasado de la humanidad), se tiene que someter, como toda ciencia, al método científico, que aunque no pueda aplicársele en todos los extremos de las ciencias experimentales, sí puede hacerlo a un nivel equiparable a las llamadas Ciencias Sociales (ver metodología y metodología en las ciencias sociales).
Un tercer concepto confluyente a la hora de definir la Historia como fuente de conocimiento es la «Teoría de la Historia», que puede llamarse también «historiología» (término acuñado por José Ortega y Gasset).[2] Su papel es estudiar la estructura, leyes y condiciones de la realidad histórica (DRAE); mientras que la «historiografía» es el relato mismo de la historia, el arte de escribirla (DRAE).
Es imposible acabar con la polisemia y la superposición de estos tres términos, pero simplificando al máximo: La historia son los hechos del pasado, la historiografía es la ciencia de la historia y la historiología su epistemología.
La Filosofía de la Historia es la rama de la filosofía que concierne al significado de la historia humana, si es que lo tiene. Especula un posible fin teleológico de su desarrollo, o sea, se pregunta si hay un diseño, propósito, principio director o finalidad en el proceso de la historia humana. No debe confundirse con los tres conceptos anteriores, de los que se separa claramente. Si su objeto es la verdad o el deber ser, si la historia es cíclica o lineal, o existe la idea de progreso en ella, son materias ajenas a la historia y la historiografía propiamente dichas, que trata esta disciplina. Un enfoque intelectual que tampoco contribuye mucho a entender la ciencia histórica como tal es la subordinación del punto de vista filosófico a la historicidad, considerando toda la realidad como el producto de un devenir histórico: ese sería el lugar del historicismo, corriente filosófica que puede extenderse a otras ciencias, como la Geografía.
Una vez despejada la cuestión meramente nominal, queda para la historiografía por tanto el análisis de la historia escrita, las descripciones del pasado; específicamente de los enfoques en la narración, interpretaciones, visiones de mundo, uso de las evidencias o documentación y métodos de presentación por los historiadores; y también el estudio de estos mismos, a la vez sujetos y objetos de la ciencia.
La historiografía, más llanamente, es la manera en que la historia se ha escrito. En un amplio sentido, la historiografía se refiere a la metodología y a las prácticas de la escritura de la historia. En un sentido más específico, se refiere a escribir sobre la historia en sí.
Véase también: Filosofía de la Historia



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